ARTISTA MEXA
CABEZA QUIEN...?

CABEZA (1976) crecí en la Ciudad de México en el seno de una familia católica y conservadora, pero desde el 2004 hago vida en Monterrey, Nuevo León.
Soy un artista autodidacta y multidisciplinario que ha explorado la fotografía, el ensamblaje, la pintura, la escultura, el arte objeto y la intervención. Orgullosamente mexicano y maximalista de corazón, mi obra se alimenta de la estética kitsch y surrealista, con una clara inclinación hacia lo no convencional, lo vibrante y lo emotivo.
No creo en las etiquetas rígidas ni en las jerarquías dentro del arte. Mi práctica responde a una necesidad urgente: contar, señalar, rescatar y transformar.
Soy amante y coleccionista de arte popular y juguetes antiguos. A través de ellos, mis piezas reviven la nostalgia de una infancia donde el juego debió haber sido libre y los prejuicios de género jamás deberían haber limitado la imaginación.
Trabajo con juguetes usados y objetos cotidianos porque me interesa lo que ya ha sido vivido, tocado, jugado. dotándolos de nueva vida mediante el upcycling, para construir ensamblajes que cuentan historias con color, textura y memoria. Recurro al kitsch y al exceso porque ahí encuentro verdad, contradicción y emoción. Me interesa el arte que incomoda, que provoca preguntas, que no teme ser visto como frágil, sentimental o ridículo. Rechazo el elitismo que descalifica lo popular o lo emocional como algo menor.
La infancia es una constante en mi trabajo, no como refugio, sino como territorio de disputa. Creo que jugar es un acto político y que ningún juguete debería tener género. Utilizo el ensamblaje como una forma de reordenar lo que otros desecharon: materiales, memorias, deseos. A través del upcycling doy voz a lo que parecía haber perdido valor.
Desde que comencé en 2008 con la fotografía, mi obra ha ido tomando una postura cada vez más clara frente a los discursos de género, identidad y clase. Hablo desde lo queer, desde lo afectivo, desde la experiencia. Mi trabajo no busca agradar, pero sí conectar. No persigue la aprobación, pero sí la honestidad.
Mi proceso creativo suele iniciar a partir del objeto: un juguete, un vestigio, una figura olvidada. Cada elemento encuentra su voz dentro de la narrativa de la obra, y juntos construyen un universo que celebra el juego como lenguaje universal. Para mí, los juguetes no tienen género, sólo tienen historias que esperan ser contadas con libertad y ternura.
Deseo que mi obra provoque conversación, despierte sonrisas, y toque fibras emocionales. Que invite al espectador a reencontrarse con su niño interior, a cuestionar estereotipos y a celebrar la diversidad como un acto de amor y resistencia.
Creo en el arte como vehículo para hablar de lo que importa: el derecho a ser, a jugar, a recordar, a nombrar lo que fue silenciado. Y sobre todo, el derecho a hacerlo con libertad, con alegría, y sin pedir permiso.
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